Documento de la Congregación para la Educación Católica
15 de octubre de 1982
INTRODUCCIÓN (nº 1-4)
De los laicos depende fundamentalmente en la actualidad que
la escuela pueda llevar a la práctica la realización de sus propósitos e
iniciativas. La función y la responsabilidad que de esta situación se desprende
para todos los laicos católicos que ejercen trabajos de todo tipo como
educadores, sean docentes, directivos, administrativos o auxiliares, ha sido
reconocida por la Iglesia
en el Concilio Vaticano II, específicamente en su Declaración sobre la Educación Cristiana ,
que nos invita a su vez a ulteriores reflexiones sobre su contenido.
Este documento complementa las reflexiones hechas en "La Escuela Católica "
(19 de marzo de 1977).
I.- IDENTIDAD DEL LAICO CATÓLICO EN LA ESCUELA (nº 5-24)
01.- La manera como el laico católico es testigo de la fe en
la escuela depende de su peculiar identidad en la Iglesia y en su campo de
trabajo (nº 5).
02.- El laico en la Iglesia. Rasgos
que lo definen:
*Fundamental y común dignidad de todos en el Pueblo de Dios
(cf. LG 32).
*Partícipe del oficio sacerdotal, profético y real de
Cristo (cf. LG 31).
*Participación en la misma misión salvífica de la Iglesia (cf. LG 33) (nº
6).
*Ordenación de los asuntos temporales (cf. LG 31 y 36; AA
7).
*Particularmente donde la Iglesia es sal de la
tierra sólo a través de los laicos (cf LG 33) (nº 7, 8 y 9).
03.- El laico católico en la escuela. Algunas precisiones
sobre la ESCUELA :
Corresponde a la escuela:
*cultivar con asiduo cuidado las facultades intelectuales,
creativas y estéticas del hombre,
*desarrollar rectamente la capacidad de juicio, la voluntad
y la afectividad,
*promover el sentido de los valores,
*favorecer las actitudes justas y los comportamientos
adecuados,
*introducir en el patrimonio cultural conquistado por las
generaciones anteriores,
*preparar para la vida profesional,
*fomentar el trato amistoso entre los alumnos de diversa
índole y condición, induciéndolos a comprenderse mutuamente (nº 12).
04.- La escuela ejerce una función social insustituible,
pues hasta hoy se ha revelado como la respuesta institucional más importante de
la sociedad, al derecho de todo hombre a la educación, y por tanto a la
realización de sí mismo; y como uno de los factores más decisivos para la
estructuración y la vida de la misma sociedad (nº 13).
05.- Los padres de familia tienen derecho a elegir la clase
de escuela que prefieren. Por tanto, no es admisible, en principio, el
monopolio de la escuela por parte del Estado. El pluralismo de escuelas hace
posible el respeto al ejercicio de un derecho fundamental del hombre y a su
libertad, aunque ese ejercicio esté condicionado por múltiples circunstancias
según la realidad de cada país.
El laico católico desempeña una función evangelizadora en
las diversas escuelas, y no sólo en la escuela católica, dentro de las
posibilidades que los diversos contextos sociopolíticos existentes en el mundo
actual le permiten (nº 14).
El laico católico como educador.
06.- No se habla del profesor como de un profesional que se
limita a comunicar de forma sistemática en la escuela una serie de
conocimientos, sino del educador, del formador de hombres. Su tarea rebasa
ampliamente la del simple docente, pero no la excluye.
La profesionalidad del educador implica:
*La comunicación de la verdad. Cualquier verdad será
siempre una participación de la
Verdad , y la comunicación de la verdad como realización de su
vida profesional se convierte en un rasgo fundamental de su participación
peculiar en el oficio profético de Cristo, que prolonga con su magisterio (nº
16).
*La formación integral del hombre como finalidad de la
educación, incluye el desarrollo de todas las facultades humanas del educando,
su preparación para la vida profesional, la formación de su sentido ético y
social, su apertura a la trascendencia y su formación religiosa (nº 17).
07.- Toda educación está guiada por una determinada
concepción del hombre. Dentro del mundo
pluralista de hoy, el educador católico
está llamado a guiarse conscientemente en su tarea por la concepción cristiana.
Esta concepción:
*Incluye la defensa de los derechos humanos.
*Coloca al hombre, en la más alta dignidad, la de hijo de Dios; en la más plena libertad, liberado por Cristo del pecado
mismo; en el más alto destino, la posesión definitiva y total del
mismo Dios por el amor.
*Lo sitúa en la más estrecha relación de solidaridad con
los demás hombres por el amor fraterno y la comunidad eclesial.
*Lo impulsa al más alto desarrollo de todo lo humano,
porque ha sido constituido señor del mundo por su propio Creador.
*Le da como modelo y meta a Cristo, Hijo de Dios encarnado,
perfecto Hombre, cuya imitación constituye para el hombre fuente inagotable de
superación personal y colectiva (nº 18).
08.- Todo educador católico tiene en su vocación un trabajo
de continua proyección social, ya que forma al hombre para su inserción en la
sociedad, preparándolo para asumir un compromiso social ordenado a mejorar sus
estructuras, conformándolo con los principios evangélicos, y para hacer de la
convivencia entre los hombres una relación pacífica, fraterna y comunitaria (nº
19).
09.- La formación integral del hombre tiene en la escuela su
medio específico: la comunicación de la cultura. Este comunicación para merecer
la calificación de educativa, además de ser orgánica, tiene que ser crítica y
valorativa,histórica y dinámica (nº 20).
10.- El educador católico debe aspirar a practicar una
pedagogía que conceda especial relieve al contacto directo y personal con el
alumno (nº 21).
11.- Todo este trabajo tiene lugar en una estructura: la
comunidad educativa. Ello le brinda la posibilidad de vivir personalmente y
hacer vivir a sus alumnos la dimensión comunitaria de la persona, a la que está
llamado todo hombre como ser social y como miembro del Pueblo de Dios.
La comunidad de la escuela católica es el espacio donde el
educador tiene la gran oportunidad de enseñar a vivir experimentalmente al
educando lo que significa ser miembro de la gran comunidad que es la Iglesia (nº 22).
12.- PERFIL DEL EDUCADOR LAICO CATÓLICO:
"El educador laico católico es aquel que ejercita su
ministerio en la Iglesia
viviendo desde la fe su vocación secular en la estructura comunitaria de la
escuela, con la mayor calidad profesional posible y con una proyección apostólica
de esa fe en la formación integral del hombre, en la comunicación de la
cultura, en la práctica de una pedagogía de contacto directo y personal con el
alumno y en la animación espiritual de la comunidad educativa a la que
pertenece y de aquellos estamentos y personas con los que la comunidad
educativa se relaciona" (nº 24)
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